Gramática y vacío acercamiento a la Angustia. autora: Claudia Risau

Gramática, no les hablaré de gramática, al menos no en profundidad.
A lo largo del seminario X una frase se me impuso: “la angustia es lo que no engaña”
Tenía, para mí el carácter casi de una sentencia, indicando algo y a la vez sugiriendo sin manifestarlo directamente algunas otras cuestiones.
Opté, entonces, por detenerme en ella.
“la angustia es lo que no engaña”
En principio, para abordarla, despejé dos términos de dicha aseveración: “es” y “no engaña”
En un segundo tiempo tomé por separado cada uno de los mismos.

SER O ESTAR

Lacan utiliza la partícula “es”.
Ubiqué dos aspectos en relación a este significante.
Por un lado como tiempo verbal que conecta un sujeto a un predicado. Predicado que da cuenta de determinado sujeto, en este caso puntual del SER de la angustia: “SER lo que no engaña”, “SER no engañosa”.
Por el otro, “es” corresponde a la 3º persona singular del tiempo Presente del modo Indicativo.
En este punto me resultó llamativo el empleo del verbo, es decir, el sentido de la frase puede expresarse del siguiente modo: “la angustia no engaña”, sin embargo lo utilizó y me llevó a pensar algunas cuestiones al respecto.
En principio Lacan recurre a un tiempo en particular: el Presente, o sea que la angustia no puede darse ni en el pasado ni en el futuro, que la angustia “es”.

¿LA ANGUSTIA VERDEA?

Las palabras que siguen: “no” y “engaña” las tomé deliberadamente juntas como constituyendo un único término.
En este caso “engaña” es empleado como verbo que acompaña a “no”.
A partir de aquí se abrieron dos dimensiones que terminan siendo parte de lo mismo.
1º.- no existe en nuestro idioma la forma verbal positiva que corresponde a “no engañar”, puedo emplear “ella miente o ella engaña” pero ¿cómo transformarla a la verdad?, ¿ella verdea?
La verdad, entonces, puede manifestarse como siendo del orden del ser o del decir: “la angustia es verdadera o la angustia dice la verdad”• Ninguna de estas fórmulas fue utilizada por Lacan.
2º.- a nivel semántico el “no engañar” incluye de algún modo a la verdad.

ALORS.....

La frase que nos ocupa representa, a mi modo de ver, una síntesis.
Habiendo intentado llevar adelante un cierto análisis de la oración en su conjunto es necesario volver a unir sus fragmentos teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente.
“La angustia es” en el aquí y ahora y es un vacío en el cuerpo, la única oportunidad de que se pueda poner palabras a la angustia en el sentido de la explicación de su aparición será a posteriori a través del fantasma, él historiza en un segundo tiempo.
“Es” también en el punto en que no deviene tal o cual cosa sino que, al igual que la pulsión, es del orden de la estructura, no evoluciona ni se le presta nada para ayudarla a armarse.
La angustia no dice, no posee significantes, sin embargo puede afirmarse que la angustia es “auténtica”, de ahí que no engañe, pero la verdad sí será dicha, sólo que en otro “lugar”,
La pregunta que surge es ¿cuál sería la relación entre la angustia y ese otro lugar en relación a la aparición de la verdad?
La angustia es muda pero ello no le impide señalar el camino a seguir para arribar así a la verdad.
Estas apreciaciones serán retomadas y ampliadas al final del trabajo.

FIN DE LA GRAMATICA

Un adolescente se angustia cuando cae en la cuenta de que nada será lo mismo en relación a su familia si él logra trabajar e independizarse.
Una niña pasa por lo mismo en el momento en que su madre accede a su demanda luego de negarse repetidamente.
Una mujer relata ese instante luego de que su pareja confirma su decisión, cosa que la toma por sorpresa ya que ella estaba completamente segura de que no coincidiría.
Tres situaciones diferentes y un hilo conductor que las ubica en una misma serie, en todas se hace presente la angustia.

De mi lectura del Seminario X destaco algunas cuestiones que creo son fundamentales:
.-la angustia está íntimamente relacionada con el deseo.
.-el deseo es el deseo del Otro.
.-el motor causa del deseo es el “a”.
Se puede notar la recurrencia de un significante en las tres frases que destaco: deseo
.
¿Dónde quedan ubicados el joven, la niña y la mujer en el circuito del deseo?
Si ese resto que es el a en tanto resultado como caído de la operación subjetiva entre el S y el A, lo encontramos en la estructura del deseo siendo el a su causa, notamos el lugar de privilegio que posee el a nombrado, a veces, por Lacan “objeto a”.
Ahora bien, si tomo lo que planteara Lacan en relación a que el deseo (que es del Otro) es el sostén del fantasma y lo conjugara con el lugar del a en el fantasma tenemos alguna pista que nos esclarece algunos puntos, la frase; “...ese objeto a en su funcionamiento en su fantasma y que le sirve de defensa para ellos contra su angustia” (1), permite localizar una posible posición del a.
Es decir que el a en concordancia con el lugar que ocupa como motor del deseo tiene un estatuto de cierta estabilidad cuando el fantasma le da marco, cuando su función pertenece a la categoría de “objeto señuelo”.

¿Qué sucede con el a cuando éste se desprende del fantasma o simplemente trastabilla?

Una cita de Lacan que resultó esclarecedora al respecto “....ese objeto a que el neurótico se hace ser en su fantasma diré que le va más o menos como las polainas a un conejo. Es precisamente por esto que el neurótico nunca hace gran cosa con su fantasma. Eso logra defenderlo contra la angustia, justamente en la medida en que es un a postizo” Seminario X (2)

Hay, entonces, un otro lugar del a, más allá del fantasma, más allá del deseo, en donde deja de ser postizo, en este sentido es contundente una de sus afirmaciones en el seminario que trabajo” la más patente manifestación, la señal de la intervención del objeto a es la angustia” (3)

Cómo no leer que lo que se produjo en ese instante fugaz pero firme que caracteriza a la angustia, fue cierta fractura del fantasma en donde el a se hizo presente de tal manera que evoca el origen del sujeto en tanto caído del campo del Otro.
Fractura que hace presente la falla original donde encontrar la angustia, en esa posición media entre deseo y goce, angustia como constitutiva del a.
En los tres ejemplos de los que me valgo y en los que indico una fisura se evidencia un corrimiento de la posición de falo imaginario que completaba al Otro, dejando de lado el lugar que se ocupaba en la relación especular sumergidos, hasta ese momento en una identificación imaginaria.
En el seminario X, una afirmación en este sentido: “Que la angustia no es señal de una falta sino de algo que se precisa que ustedes lleguen a concebir en este nivel redoblado de ser la ausencia de este apoyo de la falta. (4)
Se hicieron los tres, en palabras de Lacan, “ausencia del apoyo de la falta”.
Retenidos como habían estado en el campo del Otro, la emergencia de la angustia revela que habían dejado de ver su imagen en el globo ocular de la mantis,”.....que en ese espejo enigmático del globo ocular del insecto yo no veía mi propia imagen” (5)


Retomando la gramática, queda por resolver el tema de la verdad.
Sabemos que la angustia no engaña, “que la angustia de todas las señales es la que no engaña” (6) pero los que sí pueden engañar son los significantes con los que el fantasma intentará dar cuenta de ese vacío que es el a, de ese Real que se hizo presente en un presente.
De la verdad se hará cargo el Inconciente a través de las letras del sujeto, letras que soportarán la ausencia del sentido, la reducción a nada de la significación (nuevamente el vacío).
Letras que no dejarán de repetirse, de repetir lo Real y que repetirán el goce que corresponde a la castración y las que serán en definitiva los operadores de la castración.


La angustia no engaña, el inconciente brinda los significantes vacíos de sentido que dicen de la verdad.

Dirá Lacan “y el inconciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un Real (7)

Para concluir será, entonces, la angustia el faro mudo que nos muestre el camino.




(1)- Lacan, Jacques. Seminario X. Clase 4.
(2)- Lacan, Jacques. Seminario X. Clase 5.
(3)- Lacan, Jacques, Seminario X. Clase 7.
(4)- Lacan, Jacques. Seminario X. Clase 5.
(5)- Lacan, Jacques. Seminario X. Clase 1.
(6)- Lacan, Jacques. Seminario X. Clase 13.
(7)- Lacan, Jacques. Seminario XI.