Una mutación hecha con arte. Consideraciones acerca del pasaje al acto. Autora: Mariana Torres Cárdenas.

En música el pasaje está definido como el tránsito o la mutación hecha con arte de una voz o de un tono a otro. Me pareció una buena definición para poder pensar de qué se trata el pasaje al acto ya que el arte comparte en estructura al acto mismo en tanto corte, vaciado de sentido.


El acto, supone siempre un corte en el que el sujeto al mismo tiempo que se separa del campo del Otro, escribe en él su verdad para reencontrarse transformado, distinto del que había sido antes de este acto.

¿Por qué entonces si Lacan eligió estos dos términos para conceptualizar este fenómeno de estructura, a la hora de pensar en el pasaje al acto generalmente se define con una connotación negativa e incluso se dice que no hay sujeto?

Cuando Lacan elige el término para definir la cuarta cuerda, la posibilidad del sujeto de gozar con la falta sin padecer, elige la palabra synthome. No es azar que dicho concepto comparta casi la totalidad de las letras con síntoma. Hay entre estos dos fenómenos de estructura una “diferencia gramatical” ya que ambos van en la misma dirección: la separación del campo del Otro, escribiendo en el mismo una verdad que no es otra que la del sujeto.

Entonces, ¿por qué pensar que sólo por azar eligió los términos pasaje y acto para designar el momento en que el sujeto identificado al a, bascula y cae de la escena?

Una cachetada, arrojarse a las vías del tren, cruzar el Rubicón e incluso la revolución cartesiana son ejemplos clásicos y muy diversos a la hora de conceptualizar el pasaje al acto. Sin embargo, el fantasma de suicidio tiñe este concepto con una connotación negativa más cercana a una clasificación psicopatológica que psicoanalítica.

Para poder pensar la naturaleza del pasaje al acto creí necesario despejar varias cuestiones:

las condiciones que propician el pasaje,

cómo juega el sujeto en dicho pasaje,

de qué se trata el llamado fantasma de suicidio,

hacia donde se dirige ese pasaje.





1-Estructura del pasaje al acto:

En el Seminario X, refiriéndose al caso de la joven homosexual, Lacan define dos coordenadas para hablar del pasaje al acto: el supremo embarazo al que se le agrega la emoción “por la súbita imposibilidad de hacer frente a la escena que le hace su amiga. Las dos condiciones esenciales de lo que se llama, hablando con propiedad pasaje al acto (…)” .

Si la definición misma de pasaje implica la acción de pasar de una parte a otra, este texto nos da la pauta al menos del punto de partida: se pasa de una escena, que el sujeto no puede hacerle frente, a otra parte. Trataré de dilucidar mas adelante hacia donde se dirige ese pasaje.

En los historiales freudianos podemos ver esto: en la escena del lago del caso Dora, en la escena en que la Dama da por terminada la relación con la joven homosexual, e incluso la defecación del Hombre de los Lobos ante la escena del coito entre los padres.

“Además, todos saben que Freud subrayó desde el comienzo su carácter de regalo en todas esas ocasiones que ustedes me permitirán llamar, al pasar y sin otro comentario, ocasiones de pasaje al acto, donde el niñito suelta intempestivamente algo de su contenido intestinal” .

Estas escenas son diversas. Sin embargo, lo que comparten es la imposibilidad de hacerle frente a las mismas. ¿Qué se juega en esta imposibilidad? Las dos coordenadas del pasaje al acto:

El embarazo -imbaricare-, forma ligera de la angustia, alude al sujeto revestido por la barra pero Lacan agrega algo mas que nos aportaría a pensar la salida de la escena:

“Cuando uno ya no sabe qué hacer con uno mismo, busca detrás de qué esconderse. Se trata, ciertamente, de la experiencia de la barra”

A esto se agrega entonces, la emoción que atañe al movimiento que arroja “afuera”, al “movimiento que se desagrega, es la reacción que se llama catastrófica” .

Entonces de lo que se trataría en el pasaje al acto, es de un sujeto retenido en una escena que no sabe qué hacer consigo mismo más que arrojarse de ella. Que esta salida sea “catastrófica” no significa que implique necesariamente un riesgo para el viviente. En todo caso, aún siendo una acción de riesgo, de lo que se trata es de definir al pasaje al acto por su estructura y no desde su fenomenología.

Hasta aquí las coordenadas. El pasaje al acto se nos muestra como franqueamiento de una escena. Pero ¿qué condiciona la conjunción de estas dos coordenadas?



2-Una cuestión de traducción:

En el Seminario X Lacan refiere que hay dos condiciones que definen la estructura del pasaje al acto:

-La identificación absoluta del sujeto con el a al que se reduce,

-La conjunción/confrontación del deseo y la ley.

Llama la atención que utilice, o que se hayan traducido, dos términos antagónicos para conceptualizar un mismo proceso. Decidí tomar las dos acepciones.

Si deseo y ley coinciden, el deseo del Otro se hace ley y ésta se convierte en capricho. No son “sino una y la misma barrera que nos cierra el acceso a la Cosa” . Esto fue lo que mantuvo por un tiempo las escenas de la joven homosexual y de Dora sin mayores conflictos.

En ambos casos, las jóvenes se encontraban frente a un Otro materno que por excesiva ausencia o presencia no podían barrarse. De la madre de Dora sólo sabemos su manía por la limpieza, de la madre de la Joven su monopolio de la totalidad de los hombres.

Ambas en un intento de buscar un lugar en el deseo del Otro, se dirigieron a dos señoras que por algún tiempo les permitieron sentirse alojadas.

Retenidas en una escena donde fantasmáticamente hacían de soporte de “aquello que falta en el campo del Otro” , se sostienen hasta que algo precipita la salida de la escena: la infortunada frase “ella no es nada para mí” del Sr. K en relación a su esposa y la decisión de la Dama que da por terminada la relación con la joven luego de la mirada colérica del padre.

En ambas escenas algo hace frente y descompleta. Deseo y ley confrontan, pero ¿cuál es la ley aquí en juego? La ley que confronta al deseo es la ley del lenguaje en tanto el “lenguaje se esclarece sin duda por postularse como aparato del goce. Pero, a la inversa, quizás el goce a su vez muestra que está en falta: porque para que sea así, hace falta que algo cojee por su lado” .

Ambas se encuentran nuevamente sin un lugar en el Otro. En ese contexto lo que se plantea es la imposibilidad del corte. El sujeto siente que no tiene un lugar donde alojarse y al mismo tiempo propiciar una salida. Allí se produce la caída de la escena al mundo.



3-Abrir la canilla:

Para poder pensar hacia donde se dirige el pasaje, es necesario primero saber cuáles son las condiciones que hacen que el sujeto se sienta atrapado y por qué medios se sale de la escena.

El sujeto está retenido pero ¿que hace que su salida sea a través de un pasaje al acto y no por otras vías?

Deseo y ley confrontan por estructura, pero cuando esto sorprende al sujeto sin posibilidades de responder en la vía significante – y esto se ve en el enlace del embarazo con la emoción- lo que comanda la caída de la escena es la pulsión.

Hablo de caída en la medida en que el sujeto siente que no hay otra forma de salir más que “dejándose caer”.

Si como sujeto no puede realizar el corte con el Otro en un acto que inscribe una verdad en ese campo, la salida será vía la exclusión fundamental dejándose caer de la escena.

“(…) las dos condiciones del pasaje al acto como tal están realizadas. Lo que llega en ese preciso momento al sujeto es su identificación absoluta con ese pequeño a al que ella se reduce” .

El sujeto se arroja a lo real, la identificación al a es la única vía que encuentra el sujeto bajo las coordenadas ya mencionadas para separarse del campo del Otro, para aproximarse a un acto. Sin embargo, hay una operatoria faltante para que se constituya como tal.

“El "no poder" hacer algo con él, así como el "no saber", en su distinción indican en grado suficiente qué es el síntoma: el derrame de la canilla. El pasaje al acto, es abrirla, pero abrirla sin saber lo que se hace. Tal es la característica del pasaje al acto. Algo se produce donde se libera una causa por medios que nada tienen que ver con ella” .

La canilla en su lugar de causa constituye la apertura de la angustia, abrir la canilla supone abrir una hiancia, descorrer el telón que vela la relación del sujeto con el a. En ese preciso momento en que al supremo embarazo se le suma la emoción, el sujeto responde acercándose a eso más propio y alejado pero vía identificación.



En el síntoma ya hay una operación de lectura y escritura que en el pasaje al acto falta. Podríamos pensar que hablamos de identificación en tanto que a, que representa el vacío, la castración, es también homologo del S1. Un lectura, un saber que aún no se ha inscripto en el campo del Otro pero hacia el cual se dirige el sujeto en ese “arrojarse” a lo real.

Lo que se da en el momento mismo del pasaje al acto es el desconocer ese atravesamiento y la imposibilidad de asumirlo.

4-El fantasma del suicidio:

En el Seminario X, Lacan nos plantea “A nivel del ´pasaje al acto´, un fantasma de suicidio” , pero en relación al mismo nos propone, cuestionar su carácter y autenticidad “esencialmente en el interior de esa dialéctica” .

Por un lado el fantasma, respuesta ante el enigma del deseo del Otro de estructura defensiva contra la angustia de castración, posterga el acto.



Por otro, el suicidio visto como el prototipo del pasaje al acto. En Radiofonía y televisión Lacan lo conceptualiza como “el único acto que tiene éxito sin fracaso. Si nadie sabe nada de él, es porque procede del prejuicio de no saber nada”.

¿Cómo se conjugarían entonces fantasma y suicidio?

Sólo en el plano del fantasma pueden coexistir ambos términos, ya que si habláramos de acto, sea cual fuere su estatuto (pasaje, sintomático, analítico) nos referiríamos a un sujeto que intenta atravesar (o atravesó) la barrera impuesta contra el goce.

De lo que se trataría entonces en este fantasma es de desaparecer para el Otro. El sujeto sólo puede entrar en relación con el a, desapareciendo para el Otro, “por la vacilación de un cierto fading, la designada por su notación mediante una S tachada” . El sujeto se manifiesta aquí en un movimiento de desaparición que podríamos calificar de “mortal”.

“Sólo en la encrucijada de estas dos tensiones debería abordarse ese asumir el hombre su desgarramiento original, por el cual puede decirse que a cada instante constituye su mundo por medio de su suicidio, y del que Freud tuvo la audacia de formular la experiencia psicológica, por paradójica que sea su expresión en términos biológicos, o sea como ¨instinto de muerte¨” .

El sujeto constituye el mundo automutilándose, arrojando siempre “un trocito del sujeto que se desprende pero sin dejar de ser bien suyo” . Todo lo que el sujeto produce es en calidad de a, fuera de la escena, despojado de sentido, que en la escena del mundo se recubrirá con los otros registros: imaginario y simbólico.

El suicidio en este plano, estaría en referencia a la pulsión . Supone ir hacia la castración en tanto que no se trata de la muerte del viviente sino de una muerte relativa al narcisismo, aunque en casos extremos como los de las posiciones melancolizadas, esto se realice.

“ese carácter necesario y fundamentalmente alienado con el cual saben ustedes que se realizan los suicidios de los melancólicos, y no en cualquier marco; porque si tan a menudo tiene lugar por la ventana, si no a través de la ventana, esto no es casual: se trata del recurso a una estructura que no es otra que la que yo acentúo como la del fantasma” .

Lo que esto nos indicaría es que lo que sucede en el pasaje al acto es que el fantasma fracasa. El sujeto vacila de cara a lo real, hacia la castración.

Esto nos lleva directamente a la angustia: el pasaje al acto es una de las formas de respuesta ante su aparición.



angustia



pasaje al acto



5- ¿No hay sujeto?

La reacción catastrófica, súbita, intempestiva nos remite a que lo que comanda en el pasaje al acto es la pulsión.

Mucho se ha hablado de la ausencia del sujeto en la pulsión y en consecuencia en el pasaje al acto. Sin embargo en el Seminario X Lacan refiere que en el pasaje al acto puede advertirse “algo que completa la relación del sujeto con el significante”

El sujeto se arroja a lo real en busca de sus propias letras, aún acéfalo en lo que llamamos la primera vuelta de la pulsión. Pero no es posible pensar esto sin su contracara: que la pulsión tiene como meta el a y que estas letras son las que permitirán al sujeto la inscripción de una verdad en el campo del Otro.

“Este sujeto que es propiamente otro, aparece si la pulsión llega a cerrar su trayecto circular. Sólo con su aparición en el Otro puede ser realizada la función de la pulsión”

Entonces, si el sujeto es propiamente el sujeto del inconciente y este último es en potencia, de lo que se trataría entonces es de un sujeto a producir, muy diferente de pensar que no hay sujeto.



6-Una mutación hecha con arte:

Todo este recorrido tuvo como cometido pensar si luego de un pasaje al acto, puede haber una operación de lectura que lo actualice, que lo vuelva acto.

El acto es un pasaje, algo se atraviesa. El sujeto se fuga de la escena hacia el mundo, donde se precipita lo real, a buscar “algo expulsado, rechazado, por doquier” .

Pero como vimos, en la estructura del pasaje al acto esto se da de manera pulsional. Se trata de un sujeto acéfalo en tanto aún no se ha producido el sujeto del inconsciente.

Esto se producirá al final del recorrido de la pulsión: en el encuentro con el a. A lo real el sujeto va a buscar sus propias letras.

Podríamos entonces pensar, que si en el acting out se trata de poner al caballo a dar vueltas en el picadero, en el pasaje al acto de lo que se trataría es de que el mudo o el parlanchín se transforme en narrador.

“Nosotros hablamos solitos. Esto es precisamente lo que yo digo a propósito de cualquier decir: nosotros prestamos nuestra voz. Eso, es una consecuencia. El decir, no es la voz: el decir es un acto” .

De lo pulsional a la escritura. Esto sería una mutación hecha con arte.



Fantasma, posterga el acto:





La angustia, confrontación del sujeto con el a, sin velo:





Pasaje al acto, el sujeto -identificado al a- cae de la escena al mundo en busca de sus propias letras:







Acto, el sujeto accede a la Cosa de goce. El sujeto puede hacer una lectura de su acto y dar testimonio del mismo:





S1